viernes, 5 de enero de 2018

Análisis descriptivo. Segunda parte


Uno de los análisis descriptivos más utilizados es el procedimiento de antecedentes, conducta, consecuentes (A-C-C) desarrollado por Bijou, Peterson y Ault (1968), para deducir la naturaleza del comportamiento problemático
Esta evaluación se basa en observaciones directas del sujeto interactuando con su medio, las que se describen objetivamente. De los datos obtenidos con esta evaluación se obtiene un cuadro detallado de las situaciones que por lo general ocurren antes del comportamiento problemático (antecedentes) y de las consecuencias que le siguen.
Las observaciones de estos tres cambios en el medio: Antecedentes-Conducta-Consecuencia, son la triple relación de contingencia, piedra angular del análisis experimental y aplicado de la conducta (Ribes, 1980). Este tipo de análisis fue uno de los primeros intentos para entender la naturaleza tanto del comportamiento problemático como de los comportamientos adecuados.
El análisis basado en la triple relación de contingencia comienza con la observación de estos tres cambios fundamentales:
a)  entre un estímulo previo, un cambio en el medio, en forma de objeto o acontecimiento, que influye en el organismo, al cual denominaremos estímulo.
b) una conducta, un cambio en el organismo que se traduce en alguna forma de comportamiento observable, al que denominaremos respuesta o conducta
c)  y un estímulo consecuencia de dicha conducta, un nuevo cambio en el medio, en forma de objeto o acontecimiento, efecto de dicha conducta, al que llamaremos consecuencia (Ribes, 1980). 
La observación de los cambios en la triple relación de contingencia, permite la identificación de las relaciones funcionales que se establecen entre la conducta y sus consecuencias, la información obtenida, por esta descripción funcional, facilitan el desarrollo de métodos eficaces de intervención, orientados a la modificación del comportamiento. Esto es, el diseño del tratamiento se logra por la identificación de las relaciones funcionales que se establecen entre la conducta y sus consecuencias, que es el método más eficaz para reducir o eliminar los problemas de comportamiento (Carr & Durand, 1985).
La evaluación a partir de la triple relación de contingencias, permite examinar las relaciones temporales entre eventos ambientales y el comportamiento problemático, permitiéndole al terapeuta hacer hipótesis sobre el propósito o función del comportamiento en cuestión.
En resumen, con la introducción de la evaluación basada en la triple relación de contingencia, que caracteriza al Análisis Conductual Aplicado, Bijou y col. (1968) hicieron uno de los primeros métodos sistemáticos de evaluación, aunque de naturaleza descriptiva y no controlada, aportando una base empírica para estudiar las condiciones bajo las cuales el comportamiento problemático tiene mayor probabilidad de ocurrir, identificando la funciones de dicho comportamiento (Casey, S. D., Lopez, J. C., Wacker D. P. 2004).  Bijou, Peterson, Harris, Alien y Johnston (1969) describieron los pasos a seguir para realizar este tipo de evaluación:
a) especificar la situación bajo la cual se realizará la observación; situación que puede involucrar tanto los aspectos físicos como los sociales del contexto donde se conducirá el estudio,
b) definir las conductas que deberán ser observadas y basar la observación sobre una medición de frecuencia de esas instancias de conductas. Por ejemplo, se pueden emplear listas de categorías conductuales ya sean amplias o restringidas en relación con el fenómeno que les atañe directamente.
c) registrar las instancias de conductas a través de algún tipo de sistema que permita obtener toda la información relevante. Algunos de estos sistemas podrían involucrar equipos especiales de video grabación o sonido.
d) obtener la confiabilidad sobre los datos obtenidos, con la finalidad de especificar posibles problemas de registro, de definición y en última instancia, de validez de los datos.
Precisamente por ello, la metodología desarrollada a partir del análisis conductual aplicado ha permitido integrar los estudios descriptivos con los experimentales. Esto se logra debido a los siguientes supuestos: este método se ha diseñado principalmente con el propósito de recabar información sobre las características estructurales de la conducta y del contexto donde ocurre. También se ha usado para hacer inferencias sobre las contingencias que mantienen la conducta y diseñar procedimientos de intervención.

Mediante la evaluación descriptiva, se puede identificar las propiedades funcionales de los problemas de conducta, y desarrollar intervenciones para eliminar, modificar o debilitar las contingencias de reforzamiento que mantiene la ocurrencia de los problemas de conducta. 

Por Psic. Gerardo González Guadarrama.

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