En su artículo fundacional Baer, Wolf y Risley (1968), definieron la
metodología, estrategia, lenguaje, marco teórico y problemas que caracterizarán
al análisis conductual
aplicado (ACA),
para aquellos que intentan usar el enfoque conductual en la solución de
problemas de relevancia social, sugiriendo las siguientes siete dimensiones:
aplicado, conductual, analítico, conceptual, tecnológico, efectivo y capacidad
de generalizar sus resultados. En otro artículo 20 años más tarde, Baer, Wolf y
Risley (1987), declaran que estas siete dimensiones siguen siendo apropiadas
para describir la actividad en el campo y para comprender su evolución.
1) El ACA debía ser aplicado pues su finalidad es producir
intervenciones socialmente relevantes en los entornos donde aparece el problema
y para los sujetos que exhiben la conducta a cambiar.
2) El ACA debía ser conductual, es decir, el objeto de su análisis es la
conducta. Las estrategias de observación y registro, por tanto, debían ser
fiables, basadas en definiciones operacionales y llevadas a cabo por personas
entrenadas.
3) El ACA debía ser analítico, es decir, debía demostrar control sobre
las variables contempladas en la intervención y poner de manifiesto cuáles eran
los factores responsables de la conducta a tratar.
Para ello Baer y colaboradores describieron en su trabajo varios diseños
de caso único (inversión, línea de base múltiple) que permitían comprobar si
determinados procedimientos eran los responsables del cambio conductual
obtenido. Acentuaron la importancia del análisis paramétrico y por componentes
para valorar qué elementos del procedimiento producen los cambios y qué
relación existe entre los valores de la variable independiente y los cambios
resultantes en la dependiente.
A pesar de ello señalaron que dado el estado de desarrollo del ACA en
esa época, éste se encontraba más comprometido con la demostración de la
fiabilidad del cambio conductual que con los análisis paramétricos o por
componentes, indicando que este tipo de análisis se incrementarían a medida que
la disciplina progresara.
4) El ACA debía ser conceptual, es decir, los procedimientos utilizados
debían estar relacionados con los fundamentos derivados de la investigación
básica.
En esta línea afirmaron que el ACA probablemente avanzaría más si las
descripciones publicadas de los procedimientos no sólo eran precisas
tecnológicamente sino que también demostraran los principios conductualmente
implicados en los cambios obtenidos, lo cual supone que el analista conductual
aplicado debe conocer los principios básicos del análisis experimental.
5) El ACA debía ofrecer una tecnología de cambio conductual. En este
sentido los informes y publicaciones en los que se describen las intervenciones
deberían especificar detalladamente las relaciones entre variables y los
procedimientos utilizados, de forma que permitieran su replicabilidad por otros
investigadores y/o profesionales.
6) Otra característica definitoria del ACA era que toda intervención
debía ser efectiva, ya que el criterio esencial de toda aplicación es su
importancia social. Los cambios conductuales obtenidos mediante el ACA debían
ser suficientemente amplios; de otra forma la intervención sería considerada un
fracaso.
7) Finalmente, los resultados obtenidos debían ser generalizables. Desde
el ACA debían buscarse cambios ponderables en diferentes contextos: la
generalización de los resultados en el tiempo o mantenimiento de la conducta
meta; la generalización a través de los diferentes entornos o condiciones
estimulares; la generalización a través de respuestas o el grado por el cual se
extienden los efectos del tratamiento a las conductas relacionadas con la
conducta meta y, naturalmente, la generalización a través de individuos.
Para Bijou (1980) existen cinco supuestos básicos del análisis
conductual.
1. El objeto de estudio de la psicología es la interacción entre la
conducta del organismo integral y los eventos ambientales. Estas interacciones
son analizadas en términos observables, medibles, reproducibles, y resultan,
como tal, accesibles a la investigación científica.
2. Las interacciones entre la conducta del individuo y los eventos
ambientales están sujetas a leyes. Dado un individuo con su equipo biológico
particular, los cambios en su conducta psicológica son una función de la
historia de sus interacciones y de la situación del momento, en la cual actúa.
3. Como en todas las ciencias, el objeto de estudio de la psicología
existe en continuos; se supone que existen estos en los estadios del
desarrollo; en las tasas del desarrollo (normal, retardado y acelerado); en las
relaciones entre el desarrollo normal y patológico; en los problemas y
procedimientos de la investigación básica y aplicada, y en el análisis de los
fenómenos psicológicos, desde los datos crudos hasta la formulación teórica.
4. Las interacciones complejas evolucionan a partir de sus fases simples
y comienzan en las relaciones iniciales del niño con personas y objetos. Esto
no significa que se pretenda que las conductas complejas sean la suma de
conductas simples. La forma en que se establecen conductas complejas tales como
la resolución de problemas matemáticos, constituye un caso de estudio
experimental. Es probable que el análisis final de cualquier clase de conducta
compleja involucre muchos conceptos y principios tales como control momentáneo
de estímulos, variaciones sutiles en las condiciones disposicionales e
intrincados programas de reforzamiento.
5. Una teoría psicológica, así como su tecnología, son sistemas abiertos
y flexibles; es decir, un nuevo concepto, un nuevo principio o una nueva
técnica, pueden ser agregados en cualquier momento a la lista vigente, siempre
y cuando pueda presentar las condiciones adecuadas: estar conectado
inequívocamente a eventos observables, ser funcional y no traslaparse con
conceptos, principios o técnicas ya catalogados.
García Coto (2001) considera que hay varios aspectos que distinguen al
ACA como disciplina:
(1) es un modelo de investigación, ya que los terapeutas son en sí
investigadores que hacen análisis rigurosos de lo que una persona hace y de los
sucesos que gobiernan su hacer, y su trabajo es sometido constantemente a
control, verificación y contrastación;
(2) la conducta es el foco primario, pues en los análisis de la conducta
los terapeutas no se consideran variables como personalidad, sentimientos,
cogniciones y actitudes, aunque sí se acepta que luego de una intervención en
la conducta tal vez el sujeto cambie en sus sentimientos y cogniciones; (3) la
importancia del condicionamiento, dado que las contingencias favorables para
una determinada conducta convertirán a ésta en un operante siempre dispuesto a
la hora de buscar dicha consecuencia;
(4) el tratamiento directo de los problemas de conducta, pues los terapeutas
se concentran en los sucesos ambientales que generan y mantienen conductas,
registrando las conductas foco y los sucesos que preceden y siguen a las respuestas
durante varios días (línea de base) antes de iniciar cualquier tratamiento.
Podemos resumir que el ACA es un abordaje científico para el estudio de
la conducta. Como características principales pueden mencionarse que es interaccional,
ya que su estudio se refiere a las relaciones conducta-ambiente; analítico, porque
busca identificar relaciones funcionales entre eventos conductuales y eventos
ambientales; experimental, pues trata de demostrar que eventos son responsables
por la ocurrencia o no-ocurrencia de la conducta mediante la manipulación de
variables; y pragmático porque consta de investigación básica y aplicada, y se propone
como objetivo que la comprensión permita la predicción y el control de los
eventos (Capilla et. al., 1989).
Lo anterior apunta a la necesidad de hacer una aproximación funcional de
la situación particular en la que ocurre el comportamiento, ya que se asume que
en la aplicación de cualesquiera de los procedimientos del A.C.A es necesario controlar
adecuadamente el medio ambiente de tal manera que se puedan arreglar en la
forma más conveniente, las consecuencias y estímulos antecedentes de la
conducta que se desea modificar. A continuación abordamos este enfoque
funcional.
Por Psic. Gerardo González Guadarrama
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